¡Cruzando la calle había un ángel! Tenía rostro de ángel. “¡Tenía que serlo!”, pensé. Pero luego pude refutar esa conclusión al ver que unas chicas corrían y se abalanzaban a el, abrazándolo en señal de compañerismo. No se puede tocar a los ángeles. No los humanos…
Era… una chica. Si. Parecía tener quince o dieciséis años. Era alta, con un cuello que le haría competencia al de una jirafa, quizás. Su cuerpo no era esquelético ni obeso. Estaba en su peso justo, diría yo. Su pelo era una mezcla de volutas formando unos simpáticos bucles castaños que le hacían un marco natural a su cara ovalada con accesorios como una nariz diminuta y labios de iguales dimensiones. Lo impresionante de su semblante eran sus ojos. Eran… grises. Extraño. Nunca había visto ojos grises en toda esa ciudad. Y pensando en ello, ¿cómo es que no la había visto antes a esa niña? Tenía una sonrisa que me hacía levitar hasta Saturno y su forma de caminar era tan segura y elegante como la de una actriz de cine. Muchos adjetivos, lo sé. Pero es que luego de esa aparición supe que algo me había pasado.
Me quedé plantado en el aire. Quieto, muy quieto. Con mis ojos abiertos como lunas.
De repente, una brisa conocida me recorrió el pelo.
-¡Hay! Menos mal que te encuentro, Pietro. Cris… ¡oh!, si. No debo decir ese nombre… ¿Dónde demo…? Oh, tampoco puedo decir eso, jeje. ¿Qué andas haciendo por aquí? Te necesitan más arriba…-
Se llamaba Tomás y bueno, era uno de mis mejores “amigos celestiales”, por decirlo de alguna manera… No había nadie en todo el cielo que disfrutara de su oficio más que él. Cuando lo conocí, nos hicimos muy amigos y el me contó su historia: siendo humano, había muerto en el parto, su parto, por supuesto, porque sólo tenía cinco meses, por lo que no conoció otro lugar que le guste tanto como el cielo. No sabía nada de su vida (obviamente), pero al entrar al Reino, le mostraron a su madre. El a menudo iba a visitarla pero no interfería en sus sueños porque ella estaba muy feliz: me dijo que tenía una hija y que representaba toda su dicha.
Al ver que no respondía a lo que me preguntaba, sopló tan fuerte que me hizo traspasar un rascacielos.
-A ver, Pietro. ¿Qué te pasa?- me preguntó mientras volaba en círculos.
-Yo…eh… yo…- pude decir, mirando mis manos.
-¿Tú…? ¿Qué?- se detuvo -¡Vamos, Pietro! ¿es que tengo que sacarte palabra por palabra?- dijo, algo intranquilo por mi mutismo.
-¿Los ángeles no pueden caminar por las calles verdad?- le pregunté. Esa pregunta lo tomó desprevenido y luego hizo una mueca de desaprobación.
-Creo… que… con cinco años de trayectoria ya deberías saber eso… pero por si tienes amnesia y no lo recuerdas, la respuesta es: no. No pueden. Caerían si intentan pisar el suelo. Lo traspasarían. ¿Nunca lo has intentado?-
Ignoré su pregunta. –Entonces, no era un ángel-
-¿Quién?-
-Cruzando esa calle que ves ahí, pasó… alguien…-
-¿Alguien?- pregunto Tomás inquieto.
-Una chica. Y pues… Creí que era un… era… era muy hermosa, sabes…-
-¡AAAAA!, ¡Así que ESO era!- comprendiendo ya – No lo creo, Pietro. Sabes lo que eres, no puedes enamorarte de una mortal. Un ser humano. Digo, no es… común… ¿Como es que…?-
-No lo sé…-
-Pero, esto no es como la película “Un Ángel Enamorado", esto es real, la realidad, no puedes “bajar”. No puedes volver.-
Eso fue una incomodidad, hablar del tema y escuchar que no podía. Pero, “estoy en cielo”, pensé, “todo es posible, todo es posible para quien trabajo. ¡Él podrá!”
-¿No? ¿Eso crees? ¿Qué tal si… puedo?-
-¡No, no puedes! Llevo más tiempo aquí que tú y sé de estas cosas… NO-PUE-DES- dijo Tomás como si le hablara a un retardado.
-Él.-
-Él, ¡nada!- es imposible para nosotros llegar a Él, además tiene cosas más importantes que hacer, piensa Pietro. Eso es… imposible…-
Noté una ligera vacilación en él y no debía desaprovecharla.
-Escúchame, ¿crees que podrás hacerme un favor?-
-Hay, Pietro, Pietro…- dijo él, revoleando las pupilas.
-Dime que me ayudarás… Por favor, averigua todo lo que puedas, con nuestros superiores y con cualquiera que se te cruce sobre el tema, ahora debo averiguar más de ella… ¡Por favor!- le dije mirándolo con ojos de cachorrito.
-¡ESTA BIEN! No tenía intención de hacer tarea pero lo haré…
-Muchísimas gracias Tomás, eres el mejor…-
-Eso está sobreentendido-
Y se fue mientras traspasaba los edificios… Mientras que yo comencé a buscar a esa chica que había visto… Tenía que encontrarla, tenía que conocerla, tenía que volver a ser humano… Tenía que haber una forma…
3 comentarios:
Soo Sweet!!!! (L)
Debo reconocer que depsués de haber visto Becoming Jane unas 5 veces en los últimos 3 días (No completa, por supuesto) el personaje de Tómas para mí es Thomas (L)
Y en mi mente apareció de la nada James McAvoy, jajaja.
Que dicho sea de paso una amiga lo imagino como Nícolas y yo simplemente morí de amor ^^
Todo bien iris ? =)
Un beso enormeeee
Nay
Muy bonito!! ^^
Me encanto la parte de "un amigo celestial" No sé, pero me hizo reir jajaja.
Un abrazo!
Hola!!.. Soy nueva en tu blog...me llamo mucho la atencion... y bueno me encanto esta historia ... muy linda!..
Escribes muy bien..
Saludos
Lore!! ^^
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