Al clavar sus ojos en los de él, ella le sonrió haciendo que él se sonrojara-
-No se preocupe señor Queradim, lo curaremos, el doctor Lousett es un excelente doctor- dijo Iris con voz cariñosa y cálida como si le hablara a un bebe.
-Eh… gracias, por favor, llámeme Klauss- dijo él con nerviosismo.
-Muy bien Klauss, tiene suerte de que Jane estuviera con usted, es muy buena, y en momentos difíciles, es la mejor amiga-
-Si que lo es, ¡bien dicho!, muchas gracias Jane- dijo él acariciando amigablemente la mano de Jane.
Iris no dejó pasar este acto.
-Jaja, agradécele a Iris, a Carmen y a Lizzy- dijo ella sonrojada.
-¡Gracias Lizzy, gracias Carmen!- gritó Klauss.
Luego se escucharon dos voces diciendo “de nada”.
-Y muchas gracias… Iris-
-Por nada Klauss-
Jane tampoco ignoró el nerviosismo en la voz de Klauss cuando pronunció el nombre de su amiga…
Al llegar al hospital internaron a Klauss, sólo porque la política del recinto decía que los pacientes debían quedarse por lo menos tres días, afortunadamente para Klauss, no hubo ninguna fractura, nada más un esguince.
-Aquí es dónde dormirás en estos tres días, Klauss. Siento mucho que te tengas que quedar por así son las reglas, ahora podrías estar disfrutando del cielo del mediodía, comiendo manzanas- dijo Iris llevando a Klauss en una silla de ruedas hasta una cama. Estaba apenada por el hecho de que se iba a privar de un día tan bonito como ese. Típico de ella, que se apenaba y preocupaba por sus amigos, incluso de los que acababa de conocer.
-No te preocupes, Iris, no hay problema, puedo quedarme todo el tiempo que sea necesario- le respondió él con una sonrisa plantada en su cara. Esa era la única expresión que podía ofrecerle a Iris, dado que ella era tan bonita que le hacía sonreír.
-Jaja, muy bien, me alegro, además es por tu salud, espero que luego no andes por ahí colgándote de los árboles. ¿Quieres que me quede por un momento?-
-¡Si, si, por favor! Sino me aburriré, tú podrás alegrarme Iris. ¿Podrás verdad?-
-Claro que sí, no soy un payaso pero podremos charlar.-
-Jaja, de acuerdo. Por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta?- le preguntó Klauss con aspecto curioso.
-Si, por supuesto- le contestó ella.
-¿Tienes algún parentesco con las dos niñas del bosque, Carmen y Lizzy? Es que noté una relación que parece ser de hace mucho tiempo-
-Y no te equivocas, las niñas que te rescataron en el bosque son amigas mías desde que ellas saben caminar-luego Iris, hizo una pausa.
-Que bien cuidadas están esas amistades, me alegro mucho por ti y por ellas, desde el principio supuse que eras buena haciendo amigos, jaja, funcionó conmigo- dijo Klauss con una sonrisa enorme, tratando de llegar a un terreno más amigable y de más confianza.
-Es verdad Klauss, soy muy sociable, me gusta mucho hacer amigos y confiar en la gente, me hace sentir bien-
Él se sentía muy feliz y cómodo hablando con su nueva amiga. Suele suceder que se forman relaciones bajo circunstancias especiales como que alguien se lesione el pie y venga su enfermera a socorrerlo.
-Es algo que tenemos en común, Iris, yo también soy sociable y hago amigos con la misma facilidad con la que transformo el oxígeno en dióxido de carbono-
-Me doy cuenta que es cierto-
-Cuéntame, ¿eres tú quien vive en es gran mansión en la colina? Tengo curiosidad por esa residencia-
-Suele despertar curiosidad a los viajeros. ¿Pero de dónde sacaste la conclusión de que yo vivo ahí?- dijo Iris frunciendo la frente.
-Eh, no lo se, tus ropas se ven caras, como esa casa-
-Jaja, bueno, te mencioné que conozco a Lizzy y a Carmen desde muy pequeñas, eso es porque ella, junto con otras más y yo somos huérfanas y vivimos en la residencia Woodred, que antes de que llegara el señor William era un asilo, un orfanato. ¿Entiendes? Cuando llegó el profesor, compró el recinto y nos adoptó y educó- respondió Iris con solemnidad.
-Que buen hombre-
-Si, ¿verdad? ¿Te gustaría conocerlo?-
-¡Me encantaría!-
-Entonces, luego de que salgas de aquí, podrías quedarte en la mansión si es que te quedas en Leiless Hill por más tiempo-
-Mi tiempo aquí es indefinido, claro que iré, me encantaría. Oh, Iris, que buena eres, muy buena amiga…-dijo Klauss mientras aplaudía con alegría y se agitaba en su cama.
-Lo que sea por un amigo pero… ¡hey! ¡Cuidado con tu pierna!-
-¡Ah! Gracias por todo Iris-dijo Klauss lleno de felicidad.
-Hablando de amigos, Jane está esperando afuera para poder verte, estaba muy preocupada, el doctor Lousett tubo que calmarla un poco, jaja-
-Bien, hazla pasar-dijo Klauss con una mano alzada.
-De acuerdo, adiós Klauss, nos vemos-
-Nos vemos Iris, querida, quédate cerca-
Y luego la enfermera se retiró.
Esa era, pensó Klauss, una gran oportunidad de conocer a su nueva amiga mucho mejor, aprovechando que el estaría cerca de ella. Ya podía imaginarse los buenos momentos que pasaría. Estaba incrementando sus esperanzas al máximo cuando entró Jane.
-Oh Klauss…- dijo Jane apenadamente.
-Jane, ¿cómo estas? Tengo que decirte algo…-
-¿Yo?, la pregunta es si tú estas bien…-
-Lo estoy, no te preocupes, sólo me quedaré aquí tres días: política del hospital… Con respecto a lo que tenía que decirte…-
-Oh, que bueno, si, cuéntame…- dijo Jane mientras se sentaba en una silla cerca de la cama dónde estaba Klauss.
-Bien, Iris dijo que puedo hospedarme en su casa, la mansión Woodred. Así que luego de estos tres días me iré allá pero no te preocupes por la hostería seguiré pagando la estadía o trabajaré allí, no lo sé pero algo haré…-dijo Klauss tomando la mano de su amiga.
-No te preocupes por eso Klauss. Me alegro mucho por ti, te divertirás muchísimo, Iris es muy entretenida y te puede hacer llorar de la risa y Lizzy y Carmen son muy divertidas también, Zoe y Sibila pueden enseñarte muchas cosas, porque saben muchísimo…-
-¿Zoe, Sibila?-preguntó Klauss torciendo el cuello.
-Si, son dos de las muchas chicas que viven en la mansión, ella cinco son las que se destacan, digamos… Zoe tiene 16 años y es muy atlética, entrena todo el día sus deportes y Sibila es… muy misteriosa y muy hermosa. Tiene 18, como Iris y es su mejor amiga, se dicen “hermanas” entre sí y justamente ella trabaja de enfermera aquí, también-parloteó Jane como si fuera una experta en el tema. Es que tanto ella como Iris y Sibila eran muy amigas y se conocían desde pequeñas.
Justo cuando Jane terminaba de “dar su clase” sobre las ocupantes de la mansión en la colina de Leiless Hill, Iris entró a habitación.
-Disculpen que los interrumpa, pero vine a decirles que no podré cuidar de ti, Klauss en estos días. Pero mi hermana Sibila se encargará de atenderse si necesitas algo…-
-Entiendo, recién estábamos hablando de ella…-Klauss no pudo evitar sentirse desilusionado: cualquier oportunidad para estar con amiga era muy valiosa.
-Entonces la conocerás mañana, pero no es charlatana como yo, prefiere observar y aprender. Además es muy bonita-dijo Iris con una sonrisa.
Klauss imaginó que luego de haber visto a Iris no podría haber en la tierra alguien más hermosa. Sin embargo, ella era la segunda persona en menos de dos minutos que destacaba esa cualidad de su enfermera desconocida. Eso le hizo sentir curiosidad respecto a sus rasgos físicos por lo que su mente comenzó a divagar, imaginando la posible apariencia de ella. No pudo evitar imaginarla con rasgos similares a los de su nueva amiga: rubia, de ojos claros, de tez blanca y de rasgos delicados y armoniosos entre sí.
-Pero en fín, ahora ella, Jane y yo debemos irnos-dijo Iris frunciendo la frente.
-Que pena, pera está bien, las dejaré ir hoy…-
-Jaja, nos vemos luego, cuida tu pie…-dijo ella sosteniendo la mano de Klauss entre las suyas. Este, se estremeció con su contacto. Su piel era, además de pálida con tonos rosas, extremadamente suave como la seda. Ella intentó soltarse de unas manos que de improvisto sostuvieron las suyas.
-Lo haré, no te preocupes-y Klauss la miró de forma tan intensa que perforó su mirada.
Un curioso cosquilleo recorrió la espalda de ella y dejó sus manos dónde las tenía. Por alguna razón, ella deseó abrazarlo, mimarlo, sostener sus manos y cuidarlo.
La atmósfera se estaba sobrecargando y en la habitación reinó un silencio incómodo y más para Jane, que luego de unos minutos rompió diciendo:
-Muy bien Klauss, cuídate, vendremos mañana a visitarte-
-¡Por supuesto que vendrán!, jaja. Vengan, presiento que serán días largos…-
-¿Con Sibila siendo tu enfermera? No lo creo. Pero en fin… Iris…-y mirándola, ambas se dirigieron al exterior del hospital.
Iris tenía un semblante pensativo y su amiga lo notó.
-¿Estás bien?-
-Si, si, es sólo que… Klauss es… extraño-
-Jaja, si eso es lo que notaste, Iris, te diré lo que noté yo: está enamorado-
-¿A sí, Jane? ¿De ti?-
-¡No, tonta! ¡De ti! ¿Crees que a mí me mira como te mira a ti? Que ingenua eres, amiga mía- dijo Jane muerta de risa, mientras abrazaba a Iris que tenía los ojos como dos lunas gigantes.
-¡Oh, Dios! ¿Enserio? Bueno, no se…que decir. ¡Pero espera! El no lo dijo, así que es sólo una hipótesis…-
-Es que apenas te conoce, quizás necesita tiempo. Aparte, soy buena observadora y él es de la clase de hombre que es orgulloso y que no revela sus sentimientos a la primera…- dijo Jane con un dedo alzado, pagada de sí misma.
-A la primera…-repitió Iris, sumida en sus reflexiones.
-Y tú le diste una perfecta oportunidad con hospedarlo- dijo Jane.
-Es verdad, pero…-
-Lo hablaremos después, ahora debo irme a informarle a mi madre que Klauss irá contigo y lo del accidente…-
-Enviaré a un criado a por sus pertenencias. Saluda a tu madre de mi parte y de parte de Sibi- y con un fuerte abrazo se despidieron.
Iris se sorprendió por las teorías de Jane. En lo que a ella respectaba, nunca había sentido interés por alguien. Era demasiado infantil para ese tipo de sentimientos. Conocía la hermandad, el compañerismo, la amistad, la solidaridad, la cordialidad pero ¿el amor? Definitivamente no.
Sin embargo, el cosquilleo que sintió cuando Klauss tocó sus manos y la miró de esa manera no lo había sentido nunca: era atracción, no se le ocurría que pudiera ser otra cosa. Klauss era muy interesante, de alguna forma, seductor; también se hacía querer, por lo que alimentó algunas esperanzas.
Si eso era amor, entonces podría cultivarlo con el tiempo y más fácil resultaría si ese afecto era correspondido. Su corazón deseó esto último.
Salió del hospital y vio a Sibila esperándola en su caballo negro apodado “Coronel”, junto a su yegua, Gertrudis.
-¿Porqué has tardado tanto, Iris?- preguntó Sibila con la vista al frente, sujetando con fuerza las riendas de su brioso caballo.
-Es que estaba con un paciente- respondió su amiga mientras se subía a su yegua.
-¿Será el que tengo que cuidar yo?-
-Pues si. Te encantará, es… muy amigable-
-¿Qué fue esa vacilación?- a Sibila no se le escapaba nada.
-Eh… nada, te lo diré luego…-
Abruptamente Sibila cambió de tema.
-Muy bien, vámonos, el profesor se preocupará si no llegamos pronto, ya estamos llegando tarde para almorzar-
-Tienes razón, Sibi-
Y ambas salieron del pueblo a todo galope.
Desde una ventana externa del hospital Klauss contempló esa partida y con dulzura dijo:
-Iris…-
Luego le invadió una ola de curiosidad y dijo:
-Sibila…-
6 comentarios:
Me gustó mucho =)
Pensás hacer un triángulo amoroso entre los tres? Lo veo como un libro dignos de Emily Brönte xD
jajaja ^^
Bueno Iris.
Paso rápidito que mañana madrugo porque estoy llena de tarea y con los paros pierdo más tiempo (leyendo, escribiendo, viendo series) del que gano haciendo tareas.
Un Beso enorme ^^
Nay
acabo de leer la historia de corrido...
va muy bn, y m asusta hacia donde se estan encaminando las cosas xD
jaja estare al tanto
cuidate
bye!
Me gusto mucho... Que bueno volviste a escribir la historia, habia quedado muy intrigada.
Espero que vulvas a escribir pronto.
Que estes bien...
Chao
Me perdí...Creo que tengo que retomar tus antiguos posts :S Me pondré al tanto! y ahi si poder opinar :D
Iris =)
No me subas el ego demasiado :P
Creo que este capitulo fue la subida de ego mas grande d emi vida... me senti tan bien cuando lo termine xD
Un beso enorme nenaaa... espero que ande todo bien =)
Nay
Ya lo leí todo de pasadita!
Me encantan este tipo de novelas :)
Es más, vivo enredada en el romanticismo...Me gustó mucho!
Un abrazo enorme Iris.
Publicar un comentario