Parte 3: Klauss Queradim.
...Mientras tanto, Lizzy y Carmen estaban saliendo de la mansión, habían organizado un paseo por el pueblo, luego cruzar un sendero por el bosque para después terminar en la playa. Eso seguro animaría a Elizabeth.-Hace mucho que hacíamos un paseo así juntas Lizzy, ¿a que si?- le preguntó Carmen dando saltos, intentando atrapar a una mariposa.-Jaja si, es verdad Carmensita, es verdad, vamos a divertirnos mucho- le respondió con un aire melancólico en su voz.- ¡Si, si!- gritó su amiga, excitada...
Mientras el viento soplaba, Sibila e Iris llegaban al hospital, y Carmen y Lizzy hacían su paseo, un forastero entró a la hostería; Jane se sorprendió brevemente al verlo, pues este hombre, era más bien un joven, como de 20 años, calcularía Jane. Tenía el pelo largo hasta los hombros, revuelto y era de un color castaño claro, de ojos azul verdosos, muy inusuales e intensos; su piel parecía ser de una textura similar a la del cuarzo pulido y de complexión dorada. Lo que más fascinaba era su elegante y natural andar que demostraba que este joven era tranquilo y apacible. Llevaba poco equipaje: sólo una valija y no era de gran tamaño.
En la recepción estaba la señora Harris esperándole con una sonrisa dibujada en la boca.
-¡Buenos días señor y sea bienvenido a Leiless Hill! ¿Desea usted una habitación para alojarse? Mi hija Jane puede mostrarle el pueblo en un recorrido si lo desea- dijo Edna Harris, encantada.
-Si, quisiera una habitación por favor y si, me gustaría que su hija me enseñara el pueblo y sus alrededores, he oído que aquí hay una playa preciosa...- respondió el visitante con una voz amigable.
-¡A si, si, por supuesto! también hay una zona dónde se pueden ver los peces si le gusta la naturaleza, y dígame, ¿a nombre de quien debo dejar la habitación?- preguntó la dueña de la hostería escribiendo en un gran cuaderno.
-Klauss Queradim- contestó, inclinándose al cuaderno para observarlo con cuidado de que la mujer escriba bien su nombre.
-Muy bien señor Queradim, Jane lo llevara a su cuarto... eh, ¡Jane!- y entonces Jane dejó de golpe de arreglar un florero con margaritas, ý condujo a Klauss Queradim a su cuarto.
-Muy bien señor, esta es su habitación- dijo Jane alzando su brazo, mostrándole una amplia habitación, continua a un baño. Esta, estaba finamente amueblada con una mesa de luz, un armario, una cama en su centro y un mueble con una pequeña cantidad de libros de los cuales, Klauss reconoció los clásicos de Jane Austen que formaban parte de sus favoritos.
-Señor Queradim, usted infórmeme cuando desea que le enseñe el pueblo- le indicó Jane.
-Me gustaría hacer el recorrido ahora mismo, espérame abajo en la entrada, por favor- le respondió Klauss.
-Muy bien-
-Ah y... otra cosa señorita Jane...- le interrumpió él.
-¿Si?- le preguntó ella deteniéndose cuando estaba por dejar la habitación.
-Me gustaría que sólo me llames Klauss, señor Queradim suena un poco formal, ¿no te parece?- pregunto Klauss con una mirada divertida.
Y con una sonrisa en forma de respuesta, la hija de la señora Harris se retiró.
La primera impresión de Klauss Queradim le había resultado muy buena, y finalmente termino pensando en él como en un joven atractivo y muy amigable....
Luego Klauss se quedó solo en su habitación, se sentó en la cama y dirigió su vista a la ventana, observó ahí un pequeño bosque junto a la playa que atrajo su interés.
-Manzanas…-dijo y levantándose se cambió sus ropas de viaje, se ató el pelo y se retiro a la entrada de la hostería, a su encuentro con Jane.
-Muy bien señorita Jane, estoy listo; ¿sabes qué? Desde mi ventana pude ver un bosque muy bonito, me gustaría empezar el paseo por ahí- le dijo Klauss a Jane con un aire divertido.
-Entiendo, me parece bien, acompáñeme señor… eh ¡digo!... Klauss- le respondió Jane al tiempo en que se ruborizaba.
-Jaja, ¡de acuerdo!- dijo Klauss, entretenido ante la reacción de Jane y juntos salieron de la hostería en dirección al bosque, al salir, una ligera brisa agitó los rulos de Jane…
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