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Abro el blog y me encuentro con una entrada de mi amiga nay... y oh! sorpresa! reciví un premio!
Era el último día de Klauss en el hospital. Finalmente…
Klauss estaba tan ansioso por irse que incluso había considerado fugarse por la ventana. Tonta política de tres días… Pero pronto terminaría esa agonía de no ver a Sibila y luego tendría todo el tiempo del mundo para poder conquistarla. ¡Pero los minutos se hacían horas!
Era tan frustrante tener tiempo de sobra como para pensar en la ansiedad de salir de ese maldito hospital.
Estaba sufriendo a solas cuando llegó Sibila. Se alzaba imponente y seria frente a su cama sosteniendo una bandeja de comida en sus manos. Klauss pensó que se veía como una estatua de alguna diosa griega esculpida en mármol. La mujer era una fortaleza y al verla se recordó que si iba a ganar su corazón tendría que esforzarse al máximo. No había resultado así con otras mujeres: cuando se lo proponía era prácticamente irresistible en la que al cortejo de mujeres se refería ya sea para una noche o para toda la vida. No es que el quisiera una compañera de vida todos los días, es más: nunca quiso una. ¿Pretendía eso de Sibila? Era muy claro que estaba encandilado por su belleza pero ¿era para tanto?
“Le traje su desayuno, señor Queradim”
“Muchas gracias, Sibila. En los hospitales malcrían a las personas: les traen la comida a la cama, razón por la que ni siquiera tendría que levantarme, pero doy paseos por la sala, para estirar las piernas. Estaba considerando quedarme para que me sigas consintiendo pero luego recordé que en tu mansión podríamos hacer otras cosas más interesantes…”
“No es MI mansión, señor, y no creo que hagamos algo que no sea cenar u almorzar en el mismo salón. Usted queda a cargo de Iris, su anfitriona, y el señor Woodred. Probablemente deje que haga actividades con ella pero como ya le dije, no confío en usted, por más amigable que parezca, y lo estaré vigilando” dijo Sibila sentándose en una silla cerca de la cama de su paciente.
“Tengo algunas cosas que decir acerca ese comentario: tendremos que transformar esa desconfianza en confianza ¿no crees? Confío en que me vigiles, Sibi, porque yo también te estaré vigilando. Me alegra mucho poder pasar tiempo con Iris, así la conocería mejor y entablaríamos una mejor amistad entre nosotros pero también me gustaría ganar tu amistad” dijo, enfatizando el “tu”
Ese comentario heló a Sibila. ¿Que quería decir ese hombre? ¿Qué pretendía? ¿La estaba… seduciendo?? ¡Qué atrevido! ¡Que insensato sinvergüenza!
“Señor, no tiene usted idea de la impresión negativa que me está dando. No quiero pensar que usted está tratando de seducirme. Espero que esa no sea su intención y si lo es no obtendrá el resultado que desea obtener. No se que tipo de mujer piensa que soy ni con cuantas mujeres efectúa esos trucos de palabras ni quiero saberlo pero no logrará su objetivo, lo juro” dijo, enfurecida y dispuesta a retirarse de la habitación.
Klauss se pegó mentalmente. Conocía el tipo de personalidad que tenía Sibila, sabía que hablaba enserio y que con todas sus fuerzas frenaría cualquier avance que él hiciera.
Había sido impulsivo, atrevido y le había faltado al respeto. Ella tenía una mala impresión sobre él y seguramente las palabras “peligroso”, “mujeriego” o “libertino” estaban resonando en la mente de la muchacha. Klauss no era nada de eso: estuvo con algunas mujeres pero eso no lo hacía mujeriego, no era suficiente como para entrar en esa clasificación. El quería demostrarlo que era un buen hombre y que no pretendía lastimarla o molestarla y demostrarlo le llevaría tiempo. Tendría que empezar desde cero y estaba dispuesto totalmente a hacerlo.
¿Qué otra cosa podía hacer frente a esa beldad que era Sibila?
“Perdóneme…” dijo Klauss solemnemente, bajando la cabeza y utilizando el lenguaje formal.
Sibila se detuvo en seco y giró la cabeza. Se asombró por ese cambio y se alivió que, por lo menos, había ubicado a ese hombre pero inmediatamente se irritó al conocer ese lado formal y tan extraño de el. . El… tenía cierto encanto infantil y sintió que sin esa camaradería suya, ese encanto se perdería. Incluso se veía… más confiable con s tono casual y desenfadado. Tenía que reconocerlo…
“Le perdono” dijo Sibila mirando sus ojos ausentes y culpables” Puede llamarme Sibila si quiere y… no es necesario que me hable formalmente…” dijo ella bajando la voz como si sintiera vergüenza.
Klauss alzó las cejas, incrédulo. Sibila le había permitido darle la libertad de llamarla por su nombre y hablarle informalmente. ¿Siempre era así de indecisa?, se preguntó. No comprendió el porqué de su cambio.
Pero quería hacer eso bien y no iba a sobrepasarse. No quería hacerlo. Quería que ella se acostumbrara a él, que ella lo acepte y acercarse a ella poco a poco…
“Gracias por su amabilidad, señorita Woodred pero no deseo incomodarla con mi tono. Se que le molesta. Lamento ser tan atrevido con usted y perdóneme por faltarle el respeto desde que la conocí pero sepa que no era mi intención seducirla” A veces era tan bruto con las mujeres que se había olvidado por completo que Sibila era como una flor muy delicada, ingenua, inexperta y bien educada con ayuda del cariño y la paciencia.
Sibila comenzó a replantearse la impresión que tenía de él. Ese lado suyo, lleno de respeto y educación, con arrepentimiento y terroríficamente serio para ser él era tan diferente… Increíblemente le hizo sentir cariño.
“No, lo digo enserio. M-me gustaría que me llame… Sibila”
“Si así lo quiere… Sibila” dijo Klauss sonriéndole, sin dejar de lado cierta formalidad.
Ella tuvo miedo al ver que esa sonrisa afectuosa iba dirigida a ella y antes de inquietarse, decidió salir del cuarto.
“Hoy es su ultimo día aquí… Supongo que estará ansioso por irse”
“Lo estoy” dijo Klauss con otra sonrisa.
Sibila sintió otro cosquilleo. No era posible que cada vez que el hombre sonreía sentía cosquilleos extraños en su cuerpo.
“Bueno… disfrute su último desayuno, entonces.” Y al decir eso se fue…
Estaba aturdida. No comprendía porqué le había pedido más informalidad. Tampoco podía explicar los cosquilleos. Había cedido a lo que Klauss quería que cediera. Definitivamente era peligroso… ¿no? Quizás no. El no había hecho nada de malo -salvo, faltarle al respeto, claro- Pero él se había disculpado con ella y de forma notablemente educada. Era buen hombre, después de todo. Tal vez Iris estaba en lo cierto y era una buena persona. No sería malo que ella lo quisiera, entonces y él a ella. De alguna forma, ambos encajaban perfectamente: eran de personalidades abiertas, extrovertidas, informales y alegres. Dos espíritus libres. Definitivamente hacían buena pareja. Sería bueno ayudar a florecer esa relación, discretamente, pensó ella…
Observé a Margaret dormir, viendo como se formaba una sonrisa en su boca a causa del sueño placentero que estaba teniendo, definitivamente la habilidad de hacer causar sueños placenteros a los humanos era y es una de mis favoritas…
Al cavo de unos minutos, sentí que me llamaban: ese sistema es más o menos como si una alarma se activara en nuestras mentes, y para responder al llamado, esta alarma se asegura de permanecer alerta a tal punto que no podemos ignorarla. Era Tomás, que quería hablar conmigo. Pensé que quizás podría haber una esperanza para mí. Que podría transformarme en humano y estar con Margaret…
-Hola Pietro- dijo Tomás que tenía una expresión de hielo que yo odiaba porque no había forma de saber si eran buenas o malas las noticias que traía.
-Bueno, hola Tomás, ¿sabes? Odio esa expresión tuya-
-Jaja, lo sé. Sólo para fastidiarte amigo mío.- dijo frunciendo su cara, haciendo una mueca que denotaba burla.
-Aha, bien. ¿Tienes alguna noticia o algo que me gustaría saber?-
-Hablé con algunas autoridades de los rangos más altos que pude localizar…- Tomás se detuvo.
-¿Y…?- pregunté con impaciencia.
-No saben nada-suspiró el.
-¡Demo…!- exclamé frustrado.
-¡Shh, no digas eso!- me interrumpió antes de pronunciar una de las palabras prohibidas-Pero no te deprimas, quizás deberíamos hablar con los antiguos.- sugirió Tomás.
-Claro, porque los arcángeles tienen mucho tiempo y de sobra para hablar con un Cuidador de Almas que quiere nada menos que volver a ser humano.-
-No me gusta tu sarcasmo Pietro, además, si quedara algún rastro de cierta neurona dentro de esa nube de polvo y luz a la que yo llamo “cabeza de Pietro” pensarías que es la naturaleza de tu petición la que te puede llevar hasta Gabriel mismo.- dijo Tomás con seriedad cruzando los brazos en su pecho.
-Tomás, eres un genio, podría besarte…-
-¡NO TE ATREVERÍAS!-
-…si no me diera repulsión hacerlo.-
-¡Ja! Discúlpame por no ser tu amada “chica misteriosa que cruzó la calle mágicamente”, supongo que preferirías besarla a ella.-
-¡Exactamente!- dije con una sonrisa enorme en la cara.
-Esa mueca me asusta, pero en fin, eres bastante feo, no dudo que ella también se asustará cuando te vea- dijo con esa expresión seria que me hacía reír, muy diferente a su expresión de hielo anterior.
-¡Tonto! Era la envidia en la escuela.- alardeé.
-Si, claro. Escucha, lo que hay que hacer es hablar con los secretarios de
-¿Crees que puedan convertirme?- dije con un deje de preocupación-
-Querido Pietro, estás en el Reino de Los Cielos, nada, NADA es imposible aquí…- hizo una pausa – Yo puedo pedir la reunión, no hay duda de que se reirán de mí cuando pidamos humildemente hablar con Gabriel pero…-
-¡¡Gracias Tomás!! Te abrasaría…-
-Si, si pero no lo harás porque me pongo sensible, además lo nuestro no podría funcionar.-
Estallé a carcajadas. Tomás siempre tenía ese no se qué y esa capacidad de hacerme reír que nadie más tenía (quizás porqué nunca estuvo en la tierra), además de que en las alturas la risa es casi tan común como para un humano lo es respirar.
-También… Es aproximadamente palpable tu deseo de estar con la muchachita así que te sugiero que vallas y con ella- sugirió mi amigo.
-Oh, si, claro, gracias amigo, de veras, gracias…-
-¡Hey!, no todos los días mi mejor amigo se enamora de una humanita de Miami, por más raro que sea eso…- y riendo se fue.
Realmente no hay amigos como él. Es de una cosecha única y le estaré eternamente agradecido.
Me quedé solo, flotando en el aire entre los rascacielos. Recordé a mi querida Margaret y fui a su encuentro.
Empezó el 2009, si señor... Resumiendo, comencé el 2009 perfectamente empezando por la misma noche de año nuevo. Mensajes de textos por aquí y por allá, familiares y mucha, mucha, mucha comida (me sorprende que mis tíos y mis primos no salieran rodando de mi casa). Con los respectivos petardos o bombas de estruendo que parecía Berlín… Y la cumbia de mis vecinos hasta Dios sabe que horas…
¿Qué piensan que hice el 1 de Enero? Por supuesto que insistí en mi casa hasta poder ir si o si hasta a el cine más cercano para ver mi adorada Crepúsculo. Si. Y como tengo muchos problemas de fanatismo y tomo a Robert Pattinson como una divinidad, la fui a ver tres veces (y contando). En ese aspecto mi año nuevo resultó muy satisfactorio.
En estos días estuve en la tranquilidad de mi casa despierta hasta horas inadecuadas y despertándome a horas igual de impropias… Escuchando el soundtrack de cierta película cuando el silencio no me gusta. Escribiendo y preparando las próximas partes de los cuentos, leyendo mangas, pintando y leyendo mucho.
Algo inusual que entablé a pensar este año fue un pensamiento. Muy extraño. Verán este año, comienzo a estudiar en un colegio nuevo porque me cambié, de alguna forma, adoro los cambios, y de vez en cuando necesito alguno. Son aventuras, es la incertidumbre y la ansiedad con respecto a un nuevo ambiente y este colegio es la clave de esta extraña corazonada de que este año será uno de los mejores de mi vida. Pienso que es un “empezar de nuevo”, conocer gente nueva, aflojar un poco la exigencia de la institución por otra menos severa, y quién sabe, si me conceden esa bendición, alguien especial que pueda y quiera sacarme los pesares del pasado para un futuro mejor…
“Tal vez me desilusione”, algunos me dice, pero esta corazonada es demasiado fuerte y yo misma me aseguraré de que no sea así, me aseguraré de que va a ser uno de los mejores años de mi vida y obtendré una paz y felicidad optimas.
Es tanta mi ansiedad que casi, CASI quiero empezar el colegio (pero CASI).
En fin, lo que digo es que este año será mejor que el anterior y de verdad que uno de los mejores. Este cambio es la clave. Es la corazonada que me dice que lo mejor de mi vida está por empezar…