lunes, 20 de julio de 2009

Viento

Parte 12: Camino Hacia La Mansión Woodred


“Hoy es su ultimo día aquí… Supongo que estará ansioso por irse”
“Lo estoy” dijo Klauss con otra sonrisa.
Sibila sintió otro cosquilleo. No era posible que cada vez que el hombre sonreía sentía cosquilleos extraños en su cuerpo.
“Bueno… disfrute su último desayuno, entonces.” Y al decir eso se fue…
Estaba aturdida. No comprendía porqué le había pedido más informalidad. Tampoco podía explicar los cosquilleos. Había cedido a lo que Klauss quería que cediera. Definitivamente era peligroso… ¿no? Quizás no. El no había hecho nada de malo -salvo, faltarle al respeto, claro- Pero él se había disculpado con ella y de forma notablemente educada. Era buen hombre, después de todo. Tal vez Iris estaba en lo cierto y era una buena persona. No sería malo que ella lo quisiera, entonces y él a ella. De alguna forma, ambos encajaban perfectamente: eran de personalidades abiertas, extrovertidas, informales y alegres. Dos espíritus libres. Definitivamente hacían buena pareja. Sería bueno ayudar a florecer esa relación, discretamente, pensó ella…


A la mañana siguiente, todo era expectativa...

-Ve a buscarlo tu, yo esperaré aquí con Carmen- dijo Sibila a Iris, montada en Coronel, su caballo negro, frente al hospital.

Era el alba y las tres, Sibila, Iris y Carmen, se habían levantado temprano para buscar a Klauss.

Carmensita se había encariñado con él, lo mismo se aplicaba a Iris aunque también pensaba que el tenía cierto interés por ella (pero también por Sibila) y Sibila simplemente no sabía porque había ido esa mañana al hospital. Ella alegaba que no confiaba en él y que estaba en “observación” pero ¿acaso no era por algo más? Tenía que admitir que tenía cierta curiosidad por Klauss y quería saber cual sería su reacción al verla. ¿Cómo la saludaría? ¿Se dirijiría a ella con formalidad o la trataría con esa actitud amistosa que era característica de el?

Por primera vez, Sibila estaba confundida; peor no lo demostraba. ¡Por supuesto que no! No debía mostrar debilidad.

Además, quizás Iris sentía algo por él: había notado cierto aprecio por parte de ella pero tal vez estaba sacando conlcusiones erróneas. Despues de todo, Iris amaba a toda cosa sobre el planeta ¿no?.

-¿No prefieres ir a buscarlo tú?- le preguntó Iris. Sibila la miró extrañada porque sus ojos parecían suplicantes pero de ninguna manera iría a buscar a ese hombre. -No- se limitó a responder.

-Pero...-

-¿Quieren que valla yo?- preguntó Carmensita a lo que sus dos hermanas mayores le dierón al unísono un “no” rotundo. Ella se cruzó de brazos, frunciendo el labio finjiendo estar ofendida.

Tras un batalla visual de esas que solía hacer Sibila, su hermana se doblegó:

“Muy bien, iré yo” dijo ella resignada.

“No pretestes, tú lo has invitado” dijo Sibila mirando a otra dirección.

“Pero el no está enamorado de mí, sino de tí” pensó Iris pero su hermana tenía razón, ella lo había invitado así que ella tenía que asumir la responsabilidad.

“Disfruta de su compañia” dijo una voz en su cabeza y esa la hizo sonreir.

Es verdad, pensaba en Klauss como en una carga y no lo era: era su amigo y se suponía que iban a pasar buenos momentos juntos.

Por más de que pensaba en Klauss como la posible “salvación” de Sibila y que ella misma tuviera ciertos sentimientos confusos hacia él, podía ser su amiga. Y lo sería, si señor.

“Solo amigos” se dijo a si misma mientras se dirijía hacia la habitación de su amigo.


En su cuarto, Klauss estaba listo y ansioso...

En su mento sólo sumbaba un nombre: Sibila, Sibila, Sibila...

Había indeado un plan para conquistarla, no era tan bueno peor era un plan al fín: planeaba tratar a Sibila con fría cortesía y hacercarse a ella lentamente, muy lentamente. Mientras tanto, estaría con Iris, lizabeth y con la pequeña Carmensita a la que le había tomado cariño.

No es que el las utilizaría mientras el trataba de ganarse el afecto de la preciosa Sibila: el deseaba pasar el tempo con ellas y quizás tambien con otras niñas o con el señor Woodred el cual, segçun había oído, era un buen hombre, pero aprovecharía -mientras tanto- para acercarse un poco más a la mujer que lo tenía hipnotizado.

Tenía la corazonada de que si ganaba el cariño del señor Woodred y el de las otras niñas, ganaría su aprovación. Porque esas personas formaban parte de su mundo, junto con la mansión Woodred.

Por otra parte, el día anterior Sibila le había pedido que la llamara por su nombre de pila, lo que significaba que no era imposible llegar a su corazón ¿no?

Sus reflexiones terminarón al entrar la bonita Iris a su habitación. Iris era tan buena y alegre ¡¿porqué demonios no se enamoró de ella en vez de su maléfica hermana?!

-¿Listo para dejar el hospitas, soldado Queradim?- dijo Iris, simulando un militar.

-¡Exxxtremadamente disssspuesto, capitán, señor!- dijo poniéndose en posición erguida sobre el colchón de la cama.

Ambos se carcajearón.

-Bueno, baja de ahí entonces. El camino es corto asi que...- dijo ella mientras escribía en una carpeta que una enfermera le había traído.

-¿Qué es eso?- preguntó Klauss.

-Es mi autorización a que avandones el hospital.

Klauss se preguntó por que no firmó esa autorización ántes pero Iris no haría algo que no sea correcto.

-Oh... muy bien ¡vamonos!- dijo saltando de la cama y saliendo de la habitación a velocidad relámpago.

-Tendremos escolta: Sibila y Carmen nos están esperándo. Tendrás que ir en carruaje por tu pierna. ¡Y no acepto un “no” por respuesta!- dijo mientras lo alcanzaba en el pasillo.

Al escuchar el nombre de Sibila se detubo pero retomó su camino.

Iris sabía lo que estaba pensando pero no dejó que eso la entristeciera.

-¿Escolta? Que bueno. No tengo problema en ir en carruage, preferiría en caballo pero...

-Sólo por hoy” dijo Iris -Tus cosas ya están en la mansión. Me las dió Jane. Pobre señora Harris, se entristeció al enterarse de que ibas a dejar la hostería pero el profesor Woodred le pagó tu estadía de un mes y eso la alegró.

-¡¿Que hizo qué?! Oh Iris, debo pagarle al señor Woodred.

-Oh no, es un regalo por su parte. No te preocupes- dijo Iris, restándole importancia con la mano.

-Pero...

-Podrías hablárlo con él, si quieres, pero te aseguro que no lo convencerás

Al salir del hospital vierón un carruaje, la yegua de Iris y otros dos caballos con sus respectivos ginetes.

Una era Carmensita que al verlo se le iluminó el semblante y agitó su mano en el aire para saludarlo. Su caballo era una especie de pony, adecuado para la pequeña de seis años.

La otra era Sibila que la miraba seriamente con sus penetrantes ojos verdes de jade mientras el se acercaba. Su caballo era un enorme y brioso especimen negro que no paraba de resoplar.

Ambos hacían una imagen espectacular, arrebatadora y esplendorosamente hermosa.

Klauss se quedó sin aliento, parecía una bella diosa guerrera, como Atenea, con ese porte elegante y fiero.

Iris le tocó el brazo y le susurró:

-No te acerques a Coronel o te matará, casi mata a Elizabeth una vez que se acercó a él para acariciarlo. Es hermoso pero parece ser que sólo quiere a Sibila- le dijo dirijéndole una mirada de advertencia.

-Oh, entonces prefiero conservar mis otras extremidades- dijo Klauss sonriéndole.

-¡Klauss!- gritó Carmensita saltando de su pony con destreza tirándose encima de él para abrazarlo, acto que lo hizo caer.

-¡Carmen!- dijo Iris, cohibida.

-Esta bien, Iris- le dijo Klauss entre risas abrazando a su pequeña amiga. -¿Cómo estas Carmensita, querida?- dijo sentándola en sus rodillas.

-¡Ah! Muy bien serñor Klauss. ¡Que bueno que viene a vivir con nosotros!- dijo ellamostrando los pocos dientes de leche que le quedaban en su sonrisa.

-Nos divertiremos mucho con Iris ¿verdad?- le dijo mientras le hacía cosquillas y se carcajeaba.

Iris sonreía y Sibila lo miraba con seriedad pero había cierta ternura en sus ojos...

La imagen de Klauss riendose con Carmensita en su regazo la enternecierón. Quizás no era un hombre malo ¿Cómo iba a serlo? Descubrió que era un prejuicio, una desconfianza injustificada pero no podía evitar tomar precauciones. Eso lo había aprendido y no de buena manera.

Desde el suelo, Klauss la miró con la misma seriedad que ella pero tambien con una sonrisa que no llegó a sus ojos y la saludó:

-Buenos días, señorita Sibila.

-Buenos días, señor Queradim.

Iris sintió la tensión entre ellos y miró a Sibila como si le pidiera que la tratara bien. Sibila sólo entornó los ojos.

-¡Bueno! Sube al carruaje, Klauss.

-De acuerdo.- dijo sonriendo a Carmensita al sentarla en la silla de su pony y luego subir al carruaje.

-Adelante, Fernand-dijo Iris al viejo cochero de la mansión.

-Si señorita- y comenzó a andar tras un leve azote a los caballos.

Los animales de las niñas se pegarón al coche con Sibila a la cabeza seguida por Carmensita e Iris. El sendero, que atravesaba un bello bosque, era lo suficientemente amplio como para que dos ginetes y un carruaje lo ocupen alineados; lo que Iris y Carmen aprovecharón para charlar con Klauss que estaba mirando por la ventanilla del coche, el verde paisaje.

-No sabemos mucho de tí, Klauss- dijoCarmensita con una sonrisa, romíendo el silencio.

Iris la miró, incluso Sibila giró para mirarla.

Curiosamente ambos se recordarón agradecerle a Carmen por eso. Ambas querían información.

-¿Qué quieres saber?- preguntó cruzando sus brazos y apoyándolos en el marco de la ventanilla y luego, acomodándo en ella la barbilla.

-Tu apellido... es francés pero tu nombre... no lo es.

-Muy observadora- le dijo con una sonrisa. -Es danés. Verás, mi padre es frnacés pero mi madre es de Dinamarca. Conoció a mi padre en París y se enamorarón-

-¡Que romántico!- dijo Iris que estaba escuchando atentamente a la historia de Klauss, que le sonrió.

-Si, el es violinista y mi madre estaba en Paría por que le gustaba viajar mucho.

-¡Un violinista!- dijo Carmen emocionada.

-¿Y tu madre?- preguntó Iris

El semblante de Klauss se ensombreció y luego sonrió mostrando toda su dentadura.

-Era gitana. Viajaba a donde la llevaba el viento, sin ataduras ni dinero; sólo sus pies para bailar, su voz para cantar y su sonrisa, que enamoró a mi padre.

Carmensita e Iris hicierón exclamaciones, les brillaban los ojos como a dos niños frente a un juguete nuevo.

-Que romántico- suspiró Carmen.

-Sip. Me contaban esa historia muchas veces cuando era niño- dijo con expresión soñadora -Ella bailaba en las calles frente al hotel dónde mi padre practicaba con su violín y un día la vió bailar y simplemente se enamoró. Mi madre se aentó con el en París. Obviamente hubo ciertos problemas con la sociedad por el origen de mi madre pero lograrón solucionarlo. Luego nací yo.

-¡Que bonita historia ¿Cómo se llaman? Es... ¿Estan vivos, verdad?- preguntó Carmensita dubitativa

-Gracias a Dios si y son muy felices. Se llaman Blaise e Inga.

-¿Y que le trae a Leiless Hill?- preguntó repentinamente la voz suave pero firme de Sibila que montaba más adelante.

Los tres se sorprendierón, pues Sibila no había dicho palabra alguna desde que habían salido del hospital. Su pregunta demostraba que había estado muy atenta a la historia de Klauss, hecho que le hizo sonreír.

-Bueno pues, señorita Sibila, yo ya soy un hombre adulto y suponía una carga para mis padres además, mi madre Inga me transmitió cierto amor por el mundo y por los viajes por lo que decidí separarme de ellos y recorrer el mundo. Me topé con Leiless Hill intentando llegar a España, eso es todo. Y gracias a Dios que me encontré con él; así pude conocerlas a todas ustedes.- dijo con tranquilidad y con una sonrisa cortéz.

Sibila se sonrojó, sin saber porqué. Tanto le sorprendió esa reacción tan extraña que giró su cabeza bruzcamente hacia el frente.

-Falta poco para llegar- dijo, algo alterada.

Carmensita, que era muy astuta, notó el leve sonrojo de su hermana peor calló. Luego observó a Iris que contemplaba ausente el perfil de Klauss que miraba unas golondrinas en el cielo.

¿Pero qué les pasaba a esas dos? Ambas estaban actuando muy extraño... Carmen temió que al llegar a esa edad tuviera esos síntomas tan extraños que las hacía parecer tontas a sus hermanas y deseó fervientemente permanecer con seis años para siempre.

-No quiero llegar a cumplir dieciocho años- dijo son poder evitar pensar en voz alta.

Todos, incluso el cochero, voltearón para mirarla.

-¿Y eso a qué vino?- preguntó Klauss que la miraba como si tuviera un tercer ojo en la frente.

Esa chiquilla... ¡que ocurrencias! Por eso era que le agradaba Carmensita: era muy inteligente -raro a esa edad- y era impredecible.

-Es que... ¡mira a estas dos! ¡una se retuerse las manos, mirándo hacia cualquier lado y la otra, ahí delante se sonroja por preguntar algo! ¿tú también eras así de tonto cuando tenías dieciocho?

-¡Carmen!- dijo Iris que se sonrojó tanto como su otra hermana.

Sibila, que la miraba con los ojos como platos, tubo la misma reacción y volvió a girar la cabeza para evitar que la vieran. Podía sentir los ojos de Klauss taladrándole la espalda.

El las estaba viendo y también pensó qie era un comportamiento extraño. ¿Estará funcionando su plan con Sibila? ¿Pero que le pasaba a Iris? Decidió pensar que era porque no solían tener invitados en la mansión, tal vez, aunque núnca había visto el semblante inmutable de Sibila sonrojado. Parecía de mármol puro... Tendría que comportarse con suma cortesía, sobretodo frente al señor Woodred.

-¡Oh Klauss! Mira...- dijo Iris mirándo hacia el frente y tratándo de calmar la situación -¡Llegamos a casa!-

Klauss giró y quedó impresionado.

Frente a ellos se alzaba una obra arquitectónica enorme. Colosal. Parecía una versión más pequeña del Palacio de Versalles, salvo que esta residencia estaba hecha de ladrillos rojos. A su lado, había un invernadero, canchar para hacer deportes, un circuito para hacer equitació y, por supuesto, los establos. Parecía un club, una sociedad exclusiva. En las canchas se podía ver a un grupo de niñas practicando esgrima, mientras que en el circuito algunas de ellas hacían trotar a sus caballos.

-Es... es... magnífica- dijo Klauss anonadado.

-Es nuestra casa- dijo Carmensita como si eso lo justificara todo.

Dios santo, interesante estadía iba a tener el señor Queradim...

4 comentarios:

Nay Tiyi dijo...

Prometo leer esto depsués así me pongo al día!
Pero paso (un poco atrasada) para desearte un MUY feliz día del amigooo =)
Cuidate! Te kiero
Besos
Nay

kaho dijo...

Vas bn con esa historia ;) Q gusto q aparezcas!

Besos
Kaho

pd. cuidado con esa ortografia ^^

Nay Tiyi dijo...

MUY buen libroooO!!
Lo lei hace unos 3 años, me encanto! me parecio muy piola lo de los colores en la impresion.
la peli la habia visto de chica, hace mil años, per cuando lei el libro la vi de nuevo con una amiga (que tambien lo habia leido) y no nos gusto tanto porque ignoraron los errores de Bastian y como complica las cosas para fantasia.
Encima ame al leon del desierto de colores, eso fue alucinante!!

jeje ^^

Besos enormes. Tk!
Nay

Nay Tiyi dijo...

Hola!!! Aparecí milagrosamente. Este semana que estoy von más tiempo (a partir de mañana) voy a ponerme a escribir mucho.
Vos como estas¿? Hace mil que no sabía nada de vos. Cuidate mucho negri! te quiero! =)
Nay