jueves, 7 de agosto de 2008

Esos tontos años...

Parte 1

Hoy, simplemente por mi aburrimiento; o por el hecho de que todos mis juegos de PC no me funcionan, voy a escribir un rato más…
La verdad es que esto es como un diario para mi, con el riesgo de que alguien podría leer esto (lo que seria muy embarazoso)…
Hoy estaba viajando en un colectivo y me di cuenta de que en la calle habían muchas parejas de enamorados, y yo me preguntaba: “¿porque hay tanto amor y yo no tengo ni un poco?”. Todos dicen que el amor es precioso, que es el mejor sentimiento que se puede sentir, “arriba el amor” y esas cosas, el matrimonio, el noviazgo, pero ¿que hay de las personas que son como yo? Ustedes saben: los que aman sin ser amados, “los otros”, los que sufren del mal de amores, lo que reciben la peor paliza del amor, el lado feo de el, ¿Qué pasa con ese tipo de gente? Son ellos los que hacen que el amor sea más bello, fíjense en los poetas: con mal de amores realizaban los poemas más bellos relacionados con el amor, los cantantes, etc. Cuando alguien tiene mal de amores es como si estuviera drogado: les salen las mejores cosas cuando esta pasando por ese “estado”, noten por ejemplo a Stephen King quien siendo drogadicto escribió muchísimas obras de arte de terror pero estoy divagando. ¿Quieren saber sobre mi experiencia de amor? Bueno, aquí les va… Hace ya tres o cuatro años que entre al colegio San Agustín, entre en 7mo grado, imaginense que ser nuevo en una escuela es lo más aterrador del mundo: todos te miran como si fueras una especie de atracción nueva de algún zoológico y todos se te acercan como moscas a la miel. Al comienzo, en lo que respecta a lo social, todo es color de rosa en verdad: pareces tener millones de amigos, compañeros con quien hablar sobre cualquier cosa en cualquier momento, y gente con quien salir una tarde al cine a divertirte a tu disposición. Pero… todo tiene su contrato y en todo contrato, hay una “letra pequeña”. La letra pequeña de esto es que tienes que acomodarte a un estereotipo, si, seguramente deben saber de eso, este estereotipo en el colegio se aplica a hombres y mujeres, este último, más exigente, ya que las mujeres ocupan un campo social muchisimo más amplio que el de los hombres… Las chicas, manejan todo… Deciden los grupos, los novios, y son el centro del universo socio-escolar, siempre y cuando, tengas los requisitos mínimos del estereotipo para ser la “líder” de este universo. No era mi caso, obviamente, pero este estereotipo tenia que aplicarse si o si a todas, absolutamente todas, yo realmente nunca pude hacerlo, no encajaba en ninguna caja… Por eso era invisible para todos, bueno, eso creía…
7mo grado pasó como una bala de galeón de guerra, sin ninguna tempestad. En el primer año de secundaria comenzó el problema… Habré contado millones de veces esta patética historia, admito que me siento un poco idiota contándolo pero esto es simple terapia que debo aplicar para “descargarme”, además de la psicóloga, esto es muy útil…
En primer año, nos cagan, así de simple, hay una semana de tres días, escolarmente hablando, en la que sólo tiene clases 1er año como para “adaptarse” (ahora estoy en 3er año y no me adapto todavía jeje), esos tres días calzaron a la vida cómodamente, fueron intrascendentes e indoloros, completamente aburridos, la única metamorfosis que hubo fue la separación del curso en varios grupos, nos estábamos definiendo a los amigos, afortunadamente, había una vacante en un grupito de pocas chicas a las que identifiqué como “amigas” y a algunas de ellas como “mejores amigas”, no duró pero no viene al caso… Luego de esos tres días, en nuestra segunda semana ya estaban todos los años desfilando por los pasillos del piso de secundaria. Había millones de caras nuevas para mí, pero sinceramente miraba a todas con el mismo interés con el que miro el canal que pasa los números de lotería que mira mi mamá. El primer día transcurrió normal, bajando por las embotelladas escaleras escuchando risas y gritos, esta vez estaba sola, pues mi hermana había desaparecido entre la masa de gente y no tenia muchas ganas de buscarla, total, podía ir a casa sin mí. Caminé, cruzando la cuadra del colegio por su esquina, usando la usual ruta hacia mi casa, hasta que, enfrente mío, lo vi…
Tenía el pelo castaño claro, pajoso digamos, con capas que se doblaban solas por el frizz y que parecía ser el rutinario peinado, su piel se hacía notar en su cuello destapado: era de un bronce muy claro, un precioso color… Su espalda no era muy ancha como la de la mayoría de los chicos que estaban en “la mira” de las estudiantes, de hecho, era delgado, muy delgado, un fideo, llegué a la conclusión de que con la edad que parecía tener y conociendo a los chicos y a su apetito de dragón, no podría ser anorexia y me dejé llevar por la teoría del metabolismo rápido. Sus brazos eran finos y largos, estaban ocultos por el sweater del uniforme del colegio pero este era tan corto que me dejó ver sus muñecas y sus manos: sus dedos eran largos y parecían ser diez versiones en miniatura de sus brazos, las uñas, perfectas, limpias y cortas: “¡bien!”, pensé, eso era estéticamente aceptable, no hay cosa que odie más que las uñas sucias y largas en los hombres. Al igual que su sweater, su pantalón protocolar gris, que abrigaban sus largas piernas, le quedaban cortos, dejándome ver parte de sus medias grises y unos zapatos peculiarmente formales, no eran los tradicionales y típicos hush puppies que todo estudiante, hombre o mujer suelen llevar, estos SI eran zapatos, negros, con una hebilla dorada (¿o era plateada?) a cada costado de ellos. Estos y su pantalón hacían a su imagen algo graciosa… El chico era, literalmente, plano. Pura fibra, cero músculos: un blandengue, diría una amiga. Hubo dos cosas más, que llamaron poderosamente mi atención: la primera era que se veía terriblemente frágil, era tan delgado que parecía una rama, como si una simple brisa lo pudiera volar; la segunda, era su andar: era irresistiblemente elegante, tranquilo, seguro, no era encorvado como otros, era tan recto como una regla. Todas estas cosas hicieron que se despertara la llama de la curiosidad y me imaginé como sería verlo de frente…
Caminando detrás de él, tratando de alcanzarlo, estaba empecinada por verle la cara, pero no pude: además de su andar armonioso, era tan ágil y ligero como una pluma, o por lo menos eso parecía, no lo pude alcanzar ya que, repentinamente, cruzó la calle y con mis ojos maravillados pude ver que entraba en una casa que yo conocía: su primer piso era de pared negra y el resto era amarillo muy claro. La casa la había visto millones y millones de veces, había visto la rosa de los vientos en el techo, las ventanas blancas, el pequeño balcón, las puertas, toda la casa, porque pasaba por ahí todos los días y porque estaba a la vuelta de la mía. En eso me pregunté como es que no lo había visto antes.
Como si nada, seguí hasta llegar a mi casa…
Llegaba tarde a la mañana siguiente con mi hermana, estábamos dando la condenada vuelta que me separaba de mi casa y de la del chico misterioso del día anterior, entre las corridas me había dado cuenta de que en ese momento pasábamos por enfrente de su casa. Mi oído se tensó al escuchar el sonido de una puerta cerrándose y automáticamente gire la cabeza, en eso pude ver al chico de los pantalones y sweater cortos, sus zapatos, sus brazos, sus piernas, y SU CARA. Hasta donde mi visión me permitió, pude ver la ondulación de su pelo ajustándose a su cara, esta era ovalada y por su delgadez corporal algo “absorbida” en los pómulos y cachetes, su frente, media tapada por un flequillo improvisado, al parecer tenía ojos claros y no pude ver su color, sus cejas no eran un problema porque eran finas y elegantes, una nariz perfectamente larga y recta, quizás un poco grande en proporción al resto de sus rasgos faciales, sus labios eran muy finos, casi no tenía, y su pera era delicada. Esa imagen me dio un ligero shock, el lado poético de mi cerebro me decía que su cara parecía ser tallada por ángeles, copiada de uno o me incrustó la teoría de que él era uno. Era delicado, simple, precioso, una vocecita en mi cabeza me sugirió pensar en la palabra “perfecto”, eso era: perfecto, no podía haber otra palabra que mejor encajara a su descripción. Luego, como esperaba que haga, cruzó la calle y se acomodó a unos metros delante de nosotras, a mi hermana no pareció interesarle, pues no le había hablado de él aún, debía conseguir más información, yo estaba intrigada, embobada con su figura delante mió, a solo unos metros, no me había dado cuenta de trivialidades como que el tenía en su espalda una mochila de los Beatles, “¡cada vez más perfecto!”, pensé, los Beatles se habían instalado en mi familia desde antes de mi nacimiento y era una blasfemia que no me gusten, ya concebía como blasfemia que a nuestra profesora de música no le gustaran sin salir de mi sorpresa, pero en fin, son opiniones…Seguimos, Agus: apurada, yo: estupidizada. Llegamos al recinto escolar, y observaba con fascinación lo rápido que este individuo subía las escaleras y no parecía cansarse (eso me hizo replantearme hasta que punto no tenía músculos), después de que nos pusieron la llegada tarde, seguí mi camino hacia mi aula, el chico no dobló para subir el otro piso, así que deduje que de 5to año no era (porque en el piso de arriba sólo estaban los de 5to año), ni de 4to, ni de 3ero al ver que no entraba en ninguna de esas aulas del pasillo entonces sólo quedó una opción: 2do año. Me paré en la puerta de mi aula que estaba cerrada, esperando convalidar mi teoría y cruzando los dedos porque no entre al baño de hombres que estaba al final del pasillo, hasta que lo vi detenerse en la última puerta, la que estaba alado del baño, y observe hipnotizada como tocaba la puerta con su puño, lo que no me esperaba era que girara su cabeza en mi dirección al notar que yo estaba ahí parada, la sangre en mis cachetes fue inmediata y violentamente giré mis ojos y toqué la puerta desesperada, y luego mirando mis uñas como si estuviera distraída, moviendo el pelo y hacer cualquier otro acto que demuestre que él no era mi atracción principal. El entró despreocupadamente y así lo hice yo también aunque un poco acalorada. Por primera vez tuve su atención y sus ojos se posaron en los míos por una milésima de segundo… "Perfecto" volví a pensar. Era evidente lo que había pasado: me había enamorado...




Esta es quizás, la parte más "rosa" de 1er año, la parte que no duele, lo que no sabía es que de esa guerra no iba a salir triunfante exactamente...

2 comentarios:

^^ María ^^ dijo...

HOLA!!! me gusta mucho tu blog y lo e enlazado al mio. Me gustaria que vieras mi blog, donde puedes encontrar fotos, videos , capitulos de amanecer y la saga....Mi blog es:

http//:leperroquetbavard.blogspot.com/

Si entras en mi blog, podrias ponerme algun comentario, porfis??thanks

GRACIAS

^^

Anónimo dijo...

Ahhh... Que lindo el amor... Pero como lastima, no?


Tengo tu blog enlazado al mio. ^-^


Espero que estes bien. Y espero saber como siguio esa historia ^^