sábado, 26 de julio de 2008

Tentación a la Sangre

En Las Manos de Dios-Nelly Furtado

*Suspiro*... finalmente llegaron las vacaciones de invierno, tan deseadas por muchos... Hace tiempo que dejé de esperarlas como la mayoría de la gente de mediana edad o quien tuviera vacaciones y la oportunidad de descansar... Es que, como ahora tengo la sensación de ser un cuerpo vacío, realmente no me alegran ni entristecen, esto ultimo, en realidad, es mitad mentira y mitad verdad, porque el hecho de tener vacaciones de invierno realmente no me importa, pero lo que si me importa es que, si no tengo vacaciones, tengo colegio, y si tengo colegio, tengo la oportunidad de poder disfrutar de lo más valioso de mi vida y de mis días, sip, seguramente deben saber a que me refiero... El.
Así que en realidad las vacaciones de invierno son un período en el que la palabra "extrañar" adquiere más fuerza. Esos cinco días a la semana que me servían de "alimento emocional" desaparecen y se reducen a un par de días quizás, en los que lo puedo ver y recordarle a mi alma la razón por la que sigo viviendo. Pero, hay cosas en mi corazón que todavía no entiendo... El es quien decide si mi día es será un infierno o un cielo, es el asesino de mi alma, es el veneno y el antídoto (que irónico), pero, porqué cuando estoy con el no puedo ser feliz? Analicé la razón muy afondo y me encontré con lo siguiente: hay un espacio muy pequeño en mi cuerpo que se alegra a cada paso que doy con el, aplaude y canta, pero el dolor me rasca y clava sus agujas, imposibles de sacar y me dejan con un sabor a desolación y tristeza, esas sensaciones que normalmente asaltan mi mente por las noches, porque, la razón me recuerda lo negativo de este enamoramiento tan perverso, me grita que nunca podrá quererme, que soy una persona insignificante y que no soy merecedora de su cariño, me dice que el deslumbra con su inteligencia y con sus conocimientos, que yo solo sirvo para convertir oxígeno en dióxido de carbono y que nunca llegaría a su nivel, que él ordena y yo obedezco (esto último no me importaría mucho, ya que por una palabra suya sería su esclava hasta el fin del mundo) y le haría saber el compromiso y adoración que tengo hacía el, pero luego, otra parte de mi cerebro incrementa mi hambre de su piel, me recuerda lo única que es su sonrisa, lo fácil que puede él influenciarme, lo vulnerable que soy ante su presencia y la alegría que me da al recibir una mirada suya. Cuando me mira, cuando me habla, todo, es suficiente como para que plante la esperanza en mí, esperanza que luego me rasguña el corazón que termina en las noches de insomnio y lágrimas y me hacen plantearme una y otra vez la idea tan tentadora que es el suicidio, es como si mi alma me dijera a gritos "termina con esta agonía, termina con nuestra existencia para siempre, una vez que agarres el cúter, tu y yo desapareceremos, al igual que el dolor, este dolor que lastima, termina ya con esto para siempre!" En esos momentos, en los que todo el mundo duerme, en los que sus cuerpos yacen en sus camas con el conocimiento de que están en paz, reprimo los gritos de dolor y los sollozos, mientras le doy rienda suelta a las lágrimas que corren desbocadas mojando mis ojos. Una presión diferente invade mi pecho que parece como si alguien lo estuviera pisando, incluso en algunos casos me sangró la nariz. Luego, como si fuera una tormenta, se calma, entre lágrimas, mi corazón corre por las calles, las pocas calles que son distancia entre mi casa y la suya, entra por la puerta de su edificio, se escabulle entre los pasillos y llega a él... Y me pregunto como será su figura durmiendo, rodeado de paz, y me imaginaba que estaba ahí con el, contemplándolo mientras dormía...
Cuando estoy con él reprimo mis ganas de llorar, convenciéndome que con eso desperdicio cada momento que tengo con el, esos momentos que son tan valiosos como el oro o incluso más. Cuando camino a su lado, no hubo una ocasión en la que no pensara como confesar mi amor hacia él, como lo había hecho tantas otras veces. Odio cuando me tengo que despedir, quiero abrazarlo, fundirme en él, pero, desgraciadamente, parece que ese no es el "trato" que tiene conmigo. También contengo esas ganas por miedo a que este incómodo. Y el plan de la confesión se posterga día tras día.
Llego a casa y no hay otra criatura que ocupe mis pensamientos. Conciente de que luego dolerá, hago que mi imaginación cree todas las imágenes que desearía con todo mí ser vivir: abrazos, besos, palabras, actos, cosas que nunca serán y que sólo se realizan en mi imaginación, una especie de masoquismo.
Y ahora, que dejé sin cuidado a la esperanza, tengo miedo, mucho miedo, de que esta desaparezca, porque yo se lo que pasa cuando desaparece: cuter, cortes, sangre, lágrimas... Es inevitable, y espero con terror la llegada
de ese "derrumbe", la peor parte del desamor... Veo a quienes conviven con el y tengo envidia, envidia de que con suma naturalidad tocan su piel, hablan y conviven. Cuando yo estoy en su lugar, valoro cara tacto como un regalo y un recuerdo, cuando hablo no puedo evitar sentir tensión y de mantener un cuidado con mis palabras, tratando de manipular la dirección de la conversación para llegar a un tema que llegara a ser el "pie" de mi confesión (sin éxito), esto último no es por cobardía, me he confesado las suficientes veces como para perder ese sentimiento, no, obviamente que tengo miedo, estoy aterrorizada, el rechazo? no me importa, lo he sentido, aniquiló mi ego hasta el punto de no tener más, y obviamente el leal dolor, pero no es lo más importante, es simplemente por que temo por que no me vuelva a tratar con la naturalidad con la que me trata, temo por que se distancie más de mi, lo he vivido, he vivido momentos en los que lo tuve a mi lado y ni siquiera cruce palabra con el, eso es lo más desgarrador de mi vida, bendito sea el día en que me saluda o en el que me dice algo, por que debo decir que no son muchos...
Y finalmente tengo que agregar la nostalgia. Abrazos, elogios, la época en la que mi cariño era bien recibido. Y no puedo evitar desear con todas mis fuerzas que volvieran, que pueda tener otra oportunidad, otra vez, conseguir su cariño, que tan valioso era para mi pero que no supe aprovechar.
No se cuando va a terminar esto, espero que mi cariño aguante, que espere por siempre, sin miedo a ser plantado, porque tengo amor suficiente como para dos, solo quiero que el dolor pase, que pase y que no vuelva, que logre aprender como querer a alguien como se debe, que la idea del suicidio logre desaparecer como sus compañeros, la tristeza y la desolación, pero, sobre todas las cosas... Que logre ser feliz y que pueda ganar su cariño, otra vez...

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