viernes, 4 de julio de 2008

Samson

Samson-Regina Spektor

Todas las noches me detengo a pensar en el día, en lo que viví, repaso cada jirón del día, que cosas valoro de él, que cosas guardaría en mi corazón... Y lo encuentro a él, sus tiernos e intensos ojos, que parece como si atravesaran mi alma y vieran mi interior con cada mirada, no hay cosa más preciosa en mi día que él, es quien le da color, le da sentido, le da una razón a mi cuerpo para levantarse cada mañana y decir "este será otro día, con otra nueva oportunidad", recuerdo cada detalle de su ser, cada contorno, cada linea, cada color: su piel brillante, su elegancia al caminar, su sonrisa... Su sonrisa... Sus ojos... Amaría confesarle que podría estar todo el día observandolo, fasinada e inmotizada por sus preciosos ojos... Pero mi tiempo es limitado y por eso más valioso, valoro cada segundo que tengo cuando gira la cabeza y me encuentro con su naturaleza divina y su sonrisa que lo hacen resaltar entre ese mundo de caras y gestos, lo hacen especial. Siempre supe que había nacido para resaltar, para ser el mejor. Con orgullo miro a aquel ser y pienso en que estaba pensando Dios cuando lo envió sabiendo que al hacerlo, sería la adicción de una persona. Puedo imaginarme que dijo "este, este será la pasión de una de mis otras hijas, lo mirará como si viera su futuro en él, lo mirará como si fuera un tesoro". Eso es: un tesoro, el más preciado y adorado. Nunca sabrá que estas cosas son las que siento, y me alegro por eso, mejor que no sepa, que su simple existencia representa un riesgo para la mía, poniéndola al borde de la locura y la alucinación. Me alegra de que esté inconsciente de que me paso tardes enteras acostada en mi sillón imaginando su risa o repasando su rostro divino, como de ángel, con esos rasgos tan delicados que me hacen temblar, con esa presencia tan deliciosa que tiene, con esa capacidad imposible que posee de iluminar cuatro paredes con su natural andar.
Yo lo amé antes que nadie, se que si... Con el paso de los años, el no hizo otro cambio más que el de hacerse más bello y más inteligente, y le agradezco a Dios que yo fui una espectadora de esa transformación.
Yo lo amé primero, como dice en esta canción. Antes que nadie, y me alegra. Me alegra también que el tenga lo que se merece, la felicidad que se merece, como tiene que ser... Solo con su felicidad, puedo ser feliz yo también... Él es lo más importante en esta vida, y es todo lo que necesito, pero aún así, aunque lo ame con desesperación, no interrumpiré su vida, no voy a meterme en ella amenos que me necesite, el puede tomar de mi lo que quiera, por eso, me alegraría mucho que supiera que siempre tendrá la mano de alguien, siempre va a haber alguien que lo espere en su soledad, alguien que estará ahí para él, siempre...
En la noche, luego de tantos recuerdos, de tanto pensar, pago con lágrimas, pero son muy extrañas ya que a pesar de ser de tristeza, también reflejan felicidad... Dejo que el dolor me llene por completo, me desangro en la oscuridad, en el silencio, donde nadie puede escucharme, dónde sólo Dios sabe que existo, miro la oscuridad del cielo, y saboreo el dolor, algo similar al masoquismo o que podría ser el masoquismo mismo, aunque duela, siempre se sale adelante, ante una criatura así tengo que mostrarme fuerte e indiferente, aunque no sea así, aunque sea débil y no pueda escapar de sus ojos. No importa el dolor si cinco días a la semana puedo deleitar mis ojos con semejante imagen. Y aunque me duelan, junto con el pecho y la piel, aunque sienta como si me ahogara o que tengo un infarto, tengo que seguir.
Luego de todo ese dolor, el llanto para, y observo la noche, imaginandolo durmiendo con su cuerpo inmóvil salvando por la respiración, apacible, tranquilo y frágil, pensando qué estará soñando...

No hay comentarios: