viernes, 18 de julio de 2008

Viento

Parte 2: El Viento de la Mañana.

...Una mañana, el viento, protocolarmente, trajo a un nuevo forastero pero lo que nadie sabía era que este forastero cambiaría la vida de la mansión de William Woodred por completo y para siempre...



La mañana del martes 17 de Agosto venía cargado de una suave neblina, en el pueblo, los pobladores comenzaban a ocupar sus puestos de trabajo. El panadero horneaba baguettes y su aroma había sido arrastrado por le viento a todo el pueblo, el mismo viento que zarandeaba las copas de los árboles y sacudía a las margaritas del jardín de Edna Harris, la dueña de la hostería.
-Sopla el viento, Jane- dijo emocionada- Debemos prepararnos, porque hoy tendremos visitas-
-Si mamá, iré a buscar algunas flores para decorar la recepción- dijo su hija Jane.
Edna Harris era una mujer amable, era robusta y muy amiga de Iris (¿y quien no?), ella y su hija, junto con un grupo reducido de sirvientas, cuidaban y mantenían la hostería de Leiless Hill. Jane era algo tímida,muy bonita, de pelo rubio con rizos y ojos muy claros, también tenía unas mejillas encantadoramente rosadas, cosa que la hacía más adorable. Ella solía ir a la mansión Woodred, porque se llevaba muy bien con las niñas, sobretodo con Elizabeth.
Lo cierto era que su madre tenía mucha razón: ese día, tendrían visitas...

A esa misma hora, en la residencia Woodred, las niñas ya estaban despiertas, terminando el desayuno: todas ellas estaban en una gran sala con ventanales de cristal que mostraban una preciosa vista de todo Leiless Hill: se podían ver las chimeneas humeantes de las casas y a los pueblerinos.
En el centro de la sala había una gran mesa en la que el profesor se sentaba en la punta, charlando con Carmen sobre trivialidades:
-Va a ser un precioso día hoy Carmensita, quizás deberías ir a dar un paseo con Lizzy antes del almuerzo, sé que lo aprovechará y podrían encontrarse con Iris y Sibila para volver a casa luego- dijo el profesor Woodred.
-¡Es una buena idea!, iré a preguntarle ahora se alegrará, necesita salir a tomar aire fresco, luego de aquel accidente... Adema me gustaría ir a la playa y comprar unos lápices en el pueblo- respondió felizmente Carmen, que ya se estaba levantando de la mesa para ir a preguntarle a Lizzy sobre el paseo. Al accidente al que ella se refería era que sin intención, Iris había tirado una pecera de Elizabeth, el pasado Sábado, que contenía peces exóticos que Lizzy misma había pescado con mucho esfuerzo y en consecuencia estos murieron por lo que ella se peleó con su amiga y juró al cielo que no la perdonaría jamás.
En la mesa del desayuno Zoe estaba organizando una competencia de esgrima con otras señoritas, Iris parloteaba y comía de su mermelada favorita, Elizabeth ya estaba hablando con Carmen sobre el paseo y Sibila tomaba tranquilamente un té de rosa mosqueta.
Luego de la comida, el profesor comenzó su rutina, llevándose a las niñas de 10 años a la biblioteca de la mansión para una clase de geografía. Zoe saludó a sus cinco amigas y se retiró a la zona del gimnasio para iniciar su competencia con otro grupo de chicas. Carmen y Lizzy fueron a la cocina para ayudar a las sirvientas con los platos sucios de la comida hasta que sólo quedaron Sibila e Iris, esta última se levantó de su silla y se acercó a su compañera.
-Sibi, tenemos que prepararnos para ir al hospital, hoy es martes ¿recuerdas?- le preguntó Iris, animada.
-Por supuesto que me acuerdo, voy a prepararme, te veo en la entrada de la casa- le respondió Sibila con una leve sonrisa.
-¡Perfecto!- Contestó.
Y con esa palabra, Iris se alejó saltando. En cuanto a su compañera, se alejó lenta y elegantemente hacía su cuarto; al llegar a su habitación, Sibila se acercó a su ventana y contempló el pueblo: observaba el molino cuyas aspas se movían perezosamente, el mismo viento que hacía girar las hojas en espirales y sacudía a los robles. Dándole unos golpecitos al vidrio se dijo a si misma: -un paseo por el bosque es justo lo que necesito- y con una risita, sacó un vestido de un bello armario de madera, se lo puso y fue a su encuentro con su amiga, dónde la encontró y juntas marcharon al hospital...

Mientras tanto, Lizzy y Carmen estaban saliendo de la mansión, habían organizado un paseo por el pueblo, luego cruzar un sendero por el bosque para después terminar en la playa. Eso seguro animaría a Elizabeth.
-Hace mucho que hacíamos un paseo así juntas Lizzy, ¿a que si?- le preguntó Carmen dando saltos, intentando atrapar a una mariposa.
-Jaja si, es verdad Carmensita, es verdad, vamos a divertirnos mucho- le respondió con un aire melancólico en su voz.
-¡Si, si!- gritó su amiga, excitada...

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